Desde la década de los años ochenta, Costa Rica ha ratificado instrumentos internacionales que apuntan a la importancia de que desde el sistema educativo se impulsen acciones dirigidas a erradicar estereotipos de género en todos los niveles de formación, con el fin de garantizar la igualdad de acceso y condiciones en este campo, tal como se estipula en el Artículo 10 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, Ley N.º 6968 del 2 de octubre de 1984. En el ámbito nacional, también se cuenta con normativa que establece el compromiso con la igualdad de género, tal es el caso de la Política Nacional para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres 2018-2030. Esta contiene como primer eje la “Cultura de los derechos para la igualdad”, que apunta a que los cambios se deben continuar impulsando culturalmente desde las instituciones públicas y privadas. Entre los resultados esperados al 2030 se encuentran: 2. Aumenta la población de todas las regiones, cubierta con acciones formativas públicas y privadas; formales y no formales, orientadas hacia el reconocimiento de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. 3. Más instituciones públicas, municipalidades, empresas privadas y organizaciones sociales ponen en práctica iniciativas, acciones afirmativas u otras estrategias, orientadas hacia la eliminación de patrones socio culturales discriminatorios y violentos y la visibilidad de las discriminaciones múltiples, disipando estereotipos y actitudes sexistas (INAMU, 2018, pp. 69-70). La UNA, como institución de educación superior, también se ha comprometido con el impulso de cambios sociales gracias a su accionar en las comunidades. El Plan de Mediano Plazo Institucional (2017-2021) contiene en el segundo eje la Universidad dialógica e interconectada y como línea de acción el “2.1 Fortalecimiento de la acción sustantiva de la UNA en concordancia con los intereses y las necesidades de las poblaciones en las diferentes regiones donde se ubica la Universidad” (UNA, 2016, p.54) y como meta estratégica “2.1.2 Implementar un modelo de vinculación universidad-sociedad que considere las relaciones colaborativas con universidades, organizaciones, instituciones y actores nacionales e internacionales, que refuercen el quehacer institucional y genere nuevas oportunidades de desarrollo” (UNA, 2016, p.54)